Los
problemas del orden moral no son sólo ni principalmente teóricos, sino
prácticos.
Todo
problema teórico se resuelve en esto: ¿qué es, cuál es su causa? Sin duda, las
cuestiones teóricas no son nunca total y definitivamente ajenas a la praxis
humana. Ya sea porque las cuestiones metodológicas, a su modo y en un cierto
sentido, son prácticas, ya sea porque todo conocimiento teórico admite una
inflexión sobre la conducta (lo que suele llamarse "teoría
aplicada"); o, finalmente, porque el conocimiento contemplativo y
desinteresado del ser es un fin perfectivo último del hombre. Pero, en todo
caso, el conocimiento teórico o especulativo es un conocer por o para conocer,
y su perfección es la verdad pura: la adecuación del pensamiento (expresado en
un juicio) con lo que la cosa es; o, dicho en otros términos, es un pensar que
tiene a la realidad como regla y medida de su validez. Ésta es la verdad que se
busca en un problema teórico.
En
cambio, todo problema práctico se resuelve en esto: ¿qué hacer para alcanzar
tal fin, cómo debo obrar, qué debo preferir? Estas cuestiones se refieren
inmediatamente a la praxis humana, pero implican siempre un fundamento teórico,
es decir, un juicio acerca de la realidad. La respuesta a esta clase de
problema es la verdad práctica que es la verdad del bien (perfección) de la
conducta; en este plano, la rectitud de la realidad de la praxis es juzgada y
determinada por el pensamiento recto.
Los
problemas éticos y morales, pues, antes que constituir dificultades o dudas
para la ciencia o el científico, y sin perjuicio de éstas, son cuestiones
vitales, incluso aporías reales del vivir humano. Pero aquí conviene formular
una distinción, a fin de evitar confusiones, entre lo que cabría llamar
problemas morales y los problemas éticos.
Los
problemas morales, propiamente dichos, son aquellos vinculados con la decisión
o elección, es decir, atañen inmediatamente a la conducta, a lo bueno que debe
hacerse y lo malo que debe evitarse en una situación dada para determinados
sujetos. En efecto, en el plano de la acción los hombres se interrogan en su
conciencia, en los tribunales, en los parlamentos legislativos, y por regla
general a la hora de los premios y castigos sociales, acerca de la verdad y
rectitud de sus juicios morales, y la eficacia de estos últimos en orden a la
vida feliz.
Llamo
en cambio problemas éticos a los problemas de la Ética o ciencia moral, es
decir, aquéllos que atañen mediatamente a la conducta porque su respuesta
presenta las notas de universalidad y necesidad propias del conocimiento científico.
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