Adela
Cortina fue una de las primeras introductoras en España de la ética del
discurso de Habemas y Apel (de quien tradujo La transformación de la
filosofía), aunque su proyecto de ética cordial pretende compensar las
limitaciones de este enfoque con una ética de las virtudes, es decir,
complementar el enfoque kantiano de esta ética procedimentalista con ciertas
dosis de buen juicio aristotélico.
Adela
Cortina en su articulo sobre la democracia, plantea que la democracia ha tenido
diferentes denominaciones como son: directa, indirecta, representativa, elitista,
participativa, congregatíva o concesional. Pero en la actualidad en el campo
académico y político el más usado es la democracia participativa.
Deliberar es un término que nació en lo
político antes que en lo personal y significa tener en cuenta los pro y contra
de los motivos de una decisión antes de adoptarla y la razón o sin razón de los
votos antes de emitirlos.
Este
calificativo es difícil de sustentarse por las exigencias en el que se debe
desarrollar, cuyas pretensiones son difícil de admitirse y transmitirse. Es
decir proponemos el término pero realizamos unas actuaciones que no propiamente
son en sí lo que significa la democracia participativa.
Para una democracia
participativa se necesita una cámara deliberativa, donde se realice un
intercambio de propuestas argumentadas, pudiendo cambiar las decisiones
infundadas, por una voluntad común.
Este tipo de democracia necesita que los ciudadanos sean
capaces de participar en las discusiones con las mismas oportunidades, con los
conocimientos suficientes y dispuestos a asumir la tarea que le corresponda en
la decisión común.
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